domingo, 9 de mayo de 2010

Cultura y realidad virtual

Hay muchas películas que se basan en el mismo esquema. Hay una realidad aparente (que normalmente el protagonista cree real y a veces también el espectador) y una realidad verdadera oculta que a lo largo de la película termina mostrándose como real y origen de la primera. Se trata del esquema del mito de la caverna platónico.

Si escribes “película” y “mito de la caverna” en Google la que aparece nombrada un montón de veces es Matrix. Sin embargo en sentido amplio se puede encontrar esa misma estructura realidad aparente/realidad verdadera en montones de ellas, todas muy diferentes: El show the Truman, El sexto sentido, Los otros, Shuther Island, Abre los ojos, Desafio Total. Supongo que hay más.

Las realidades virtuales están de moda. ¿Por qué motivo este esquema se repite tanto? Una razón, que se me antoja superficial es porque el cine pretende entretener y algo que entretiene mucho es la sorpresa. Si al final de la película el espectador descubre que todo lo que le pareció real puede ser interpretado como aparente desde una nueva clave que nos muestra la auténtica realidad, el espectador se siente sorprendido, engañado inocentemente y divertido.

La razón más verdadera me parece que está en el hecho de que el hombre es un animal cultural. Toda cultura en si misma es una realidad artificial construida sobre la vida puramente instintiva y animal. El animal que eramos al convertirse en humano se ve forzado a vivir en esa realidad virtual (en algún sentido) que es la cultura. Cultura que con los siglos se ha ido alejando de lo primigenio. Las necesidades más elementales (cubiertas de sobra) no son ya relevantes, sin embargo el nudo de nuestra existencia es la lucha para la satisfacción apremiante de mil necesidades construidas socialmente.

¿En estas películas que desvelan el engaño de una vida aparente no estaremos añorando una vida más sencilla y más cercana a las necesidades primarias que la hipercomplicada vida que llevamos?
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En la historia de la filosofía, Descartes con ¿será la vida un sueño? o el sueño de Chuang-Zhu me parece que también tienen que ver con esto.