lunes, 11 de julio de 2011

Sentido moral y la escobilla del wáter.

¿Saben ustedes qué son las zurraspillas?

Yo lo deduje por el contexto de un cartel que encontré una vez escrito en unos servicios públicos encima de la taza del wáter: “Por favor, si hacen de cuerpo utilicen la escobilla y no dejen las zurraspillas.”

Estoy usando los servicios de los campings y tengo que decir que no todo el mundo hace caso de la indicación de aquel cartel. ¿Se entiende lo que digo?

El hecho de que exista una persona que limpia los wáteres ¿me da derecho a obligarle a limpiar los restos de mis propias heces? ¿No les parece a ustedes elemental una vez usado el wáter limpiar las zurraspillas si estas existen?

Es una regla elemental de educación dejar los lugares públicos al menos como los encontramos y no peor. Es conocida la preocupación de Hans Jonas acerca de nuestra responsabilidad hacia las generaciones futuras. ¿Qué mundo vamos a dejarles? No estoy muy seguro de que nos vayamos a preocupar mucho por ese tema si a algunos les falta el mínimo sentido moral para, pensando en el que entrará después, limpiar las zurraspillas.

sábado, 11 de junio de 2011

AMOR, DOLOR

Hace una semana que salí por la noche para celebrar con los miembros de la ONG en la que trabajé hace tiempo los cincuenta años del nacimiento de la organización. La cena transcurrió agradable. Al final nos sirvieron unos chupitos pero yo dije que no tomaría porque tenía que conducir. Era cierto. La cena había coincidido… con que… (el caso es que tenía que conducir)
Había en el encuentro una mujer que yo suponía muy joven a la que no conocía de nada hasta aquel momento. En realidad durante la cena no pudimos hablar pero cuando yo dije que no tomaría alcohol porque tenía que conducir ella, a la que acababa de conocer dijo: “Pero no te marcharás ahora mismo después de la cena, supongo que tomaremos algo por ahí.” Yo pensaba irme pero aquella mujer joven que contaba conmigo para después de la cena me hizo cambiar inmediatamente de opinión. Supongo que no fue el azar pero en la terraza en la que el grupo decidió sentarse ella y yo nos sentamos juntos. Entonces me explicó que había estado en Nueva York en un curso de inglés durante tres meses. Teníamos un interés común: el aprendizaje del inglés. La charla fluyó con mucha naturalidad. No podría jurar si tonteabamos o no pero sí recuerdo que ella me tocaba el brazo al hablar. Yo muevo mucho las manos al hablar y recuerdo que ella me cogía de vez en cuando el brazo con su mano. No entiendo por qué lo hacía, pero no me pasaba desapercibido.
Ella era simpática, reía mis bromas, era guapa, tenía un aspecto muy joven, yo al principio la consideraba como una de mis alumnas aunque algo más crecida pero ella me había explicado que tenía 36 años. Era sorprendente porque desde luego no lo parecía.
La charla sobre el inglés fue muy agradable y se amplió a algunos más del grupo. Reíamos y lo pasabamos bien.
Cambiamos de lugar, fuimos a otra terraza, era bastante tarde, justo a la entrada del siguiente sitio, dije que me iba a despedir. Para entonces J.A. un viejo compañero del grupo había enlazado conversación con nosotros y me insistió para que me quedara. Ella también lo hizo. ¿Como resistirme?. Juro que tenía el propósito de irme pero enseguida se fue por tierra de nuevo.
En este bar mi relación ya no fue exclusiva con ella. Me puse a soltar ocurrencias y todo el grupo las reía. Nos habíamos quedado pocos y se podía hablar para todos. Ella estaba a mi lado y sin duda su presencia me inspiraba pero ya era el público el que tiraba de mí. Nada me colma más que hacer reir a la gente. La sensación de ser el centro de la conversación y conseguir que la gente lo pase bien con lo que cuentas es para mí una de las cosas que me hacen más feliz. En realidad tengo vocación de payaso y el aplauso del público, (aplauso figurado, me refiero) me produce una especie de borrachera, hace que me anime más y que sea más y más ocurrente.. Supongo que el alcohol ayudaba a que todos ellos rieran mis bromas pero desde luego no era el que me inspiraba a mí que no había bebido apenas nada. J.A. también bromeaba y sus risas eran el caldo de cultivo perfecto para mi cháchara.
Es verdad que el interés que despierta el deseo sexual es muy intenso. Cuando por la calle veo una mujer hermosa y experimento aislado el deseo sexual me parece enorme. Pero cuando sientes interés personal por una mujer concreta la experiencia es infinitamente más intensa y la satisfacción sexual palidece a su lado.
La noche terminó y por fin me marché, eran las cinco de la mañana. Pero la noche me dejó una tremenda melancolía. La melancolía de la vida que no viviré. A la intensidad del encuentro con esta chica se unió el éxito de mis bromas. Al día siguiente es lógico que sintiera un bajón descomunal después del ”natural high” de la noche anterior. Tentaciones me entran de volver por la ONG con el único propósito de verla a ella. Estoy seguro que si continuara mi trato con ella (si no vuelvo por allí es casi imposible que vuelva a encontrarla) y ella fuera tan amable como fue conmigo caería enamorado sin remedio. Conozco de sobra la experiencia. La he vivido dos veces en quince años y sé bien lo que significa no poder dejar de pensar en alguien durante quince minutos seguidos. Se lo mucho que se disfruta (es tremendo, es la cosa más maravillosa del mundo) La oxitocina es muy agradecida. Pero también se lo muchísimo que se sufre. Horroroso. Sobre todo si, como yo, no quiero destrozar la relación con mi esposa. El gozo en los primeros momentos es infinito pero el dolor cuando te haces consciente de que tu anhelo es imposible, el dolor, digo, es también infinito. Quizá más adelante vuelva a perderle el miedo pero hoy aún recuerdo el desgarro de muerte de la última vez y me asusta suficiente como para no desear la dulce dicha previa.
Ha pasado una semana. Los días siguientes fueron tristes, mi mujer decía que estaba de mal humor. Aún me queda una pena pero es más sorda.
No volveré a verla. No quiero volver a verla. Es muy probable que dentro de unos años haya olvidado lo que significa sufrir tras estar enamorado y a lo mejor no huyo como voy a huir ahora. Hoy sé que no quiero volver a vivir un dolor semejante.
Quizá alguno pensará… pero si la historia fuera correspondida… ¿no podría salir bien?
De ningún modo quiero separarme de mi mujer. Eso es absolutamente inconmovible. Ën ninguno de los enamoramientos que he vivido durante mi matrimonio (que han sido dos) he tenido el deseo de romper con mi mujer. Mi anhelo era poder disfrutar de la compañía del nuevo amor a la vez. Y nunca he pretendido acostarme con ellas. Su sola cercanía y su atención me colmaba de tal manera que no echaba de menos nada más. Pero llegaba un momento en que la ausencia de ellas se hacía punzantemente dolorosa e insoportable. Y es cuando entraba en el camino de espinas y lloraba amargamente a solas y sufría lo indecíble hasta que poco a poco y pasado mucho tiempo aceptaba que se acabó.
Ay, me duele. Me duele no poder seguir haciéndola reír. Creo que hoy me duele menos que el día siguiente de conocerla. Me duele pero se que no me conviene volver a verla.

lunes, 16 de mayo de 2011

A PECHO DESCUBIERTO

Estimados Padres de …
Les escribo esta carta para comunicarles que he tenido que ponerle una amonestación a su hija ……………. con el deseo de que ese castigo la haga reflexionar y cambie su conducta.
La amonestación responde a un hecho concreto del día …………. Le mandé que en un aula se sentara delante, ella se había sentado detrás, y no hizo caso ninguno. Le advertí que si no obedecía llamaría al Director, avisaría a sus padres, le pondría una amonestación y la alumna siguió en sus trece aparentando no tener miedo a ningún tipo de castigo. Como decía la amonestación responde a este hecho concreto pero también tengo que decirle que su hija no aprovecha habitualmente la hora de … que tiene conmigo y su conducta deja mucho que desear en las últimas clases que hemos tenido.
En una ocasión sucedió que su desobediencia y su mala educación me hicieron perder los papeles de tal forma que terminé chillándole como pocas veces le he chillado a nadie. Desde entonces ella considera que ya ganó la batalla, considera que el profesor no la trató con respeto y cree que aquello le da derecho a hacer lo que le da la gana.
El guión que la situación siguió es el siguiente.
1. La alumna desobedece reiteradamente al profesor, se encara con él, cuestiona sus razones o sus órdenes, niega lo evidente.
2. El profesor se sale de sus casillas.
3. Ahora la alumna le da la vuelta a la tortilla. Ahora es ella la que pretende enseñar al profesor como debe portarse. El problema ya no es ella. Lo grave es lo mal que el profesor se ha portado y es ella la que le riñe a él por su mal comportamiento.
Como ustedes pueden ver se trata de “el mundo al revés” y no lo puedo consentir.
Por cierto aquel día ella “amenazaba” con contárselo a sus padres y al final de la clase le di un papel con la hora que tengo en mi horario de atención a padres y diciéndole que si no podían a esa hora, yo podía atenderlos a cualquier otra por la tarde. O bien ella no les trasmitió a ustedes el mensaje o bien ustedes no consideraron necesario venir. Ahora, si ustedes, tras hablar con su hija, creen conveniente hablar conmigo pueden hacerlo a la hora que les indico más arriba o a cualquier otra que acordemos por la tarde. Mi mail es …………………… pueden localizarme también en el teléfono del instituto o acordar un encuentro a través de…………... Estaré encantado de poder explicarles con todo lujo de detalles el comportamiento de su hija. Como ella se considera agraviada, si lo desean puede estar también ella en ese encuentro para que ustedes puedan contrastar ambas versiones.
Me despido con un cordial saludo.

sábado, 5 de marzo de 2011

OBLIGACIÓN Y PLACER

“No te tiene que gustar, solo tienes que hacerlo.”
Es lo que le decía el otro día un maestro de mi instituto a un alumno y me parece una enseñanza genial y muy olvidada en estos tiempos. Creo que en la educación tenemos montado un lío mental con el asunto del placer. Como si todo lo que hacemos en la vida tuviera que gustarnos.
Lo que yo aprendí cuando estudie el asunto del placer es aquello de Aristóteles: No se trata de hacer lo que te guste, si no de que te guste hacer aquello que debes hacer. La idea me parece perfecta pero ¿cómo se consigue que te guste lo que debes? Aquí viene la dificultad.
Desde luego haciéndolo. No puedes esperar a que te guste para hacerlo. Y habrá muchas cosas que tendrás que hacer “a disgusto”. Y si nunca les encuentras el puntito de placer pues “se siente”.
Si a una persona le gusta y lee con gusto, leerá mejor, leerá más y aprenderá un montón de cosas. ¿Pero y qué pasa si no le gusta? Las actuales corrientes sobre el asunto de la lectura (tipo Pennac, o José Antonio Marina) dicen que los chicos tienen que leer y al mismo tiempo que no se les puede obligar a leer, que para que le cojan el gusto tiene que huirse de la obligación.
Pero entonces se produce una especie de paradoja pragmática. TIENES EL DEBER DE QUE GUSTE LEER. Algo así como “Te lo ordeno, sé espontaneo.”
Creo que hoy en día lo que tenían que tener claro los que quieren fomentar la lectura es que ésta se busca por “determinados beneficios intelectuales” que ella proporciona. Deberían tener claros cuales son esos beneficios, hacerlos explícitos en una lista (quizá ya lo han hecho y no me he enterado), y esos son los que deberían vender y publicitar. Que además se puede disfrutar leyendo, mejor que mejor, pero ese no es el asunto fundamental.
Si los “fomentadores de la lectura” insisten en el placer se van a dar de morros con la realidad. Hoy en día los videos juegos, navegar por internet y la TV proporcionan placeres enormes a las nuevas generaciones. Placeres contra los que la lectura no puede competir si de gozar se trata.
¿Lo que usted quiere es que yo disfrute? Déjelo de mi mano, que no necesito libros.
Hasta yo, que tengo 51 y que conozco el placer de la lectura reconozco que he gozado como nunca jugando al “Comandos” y a “Age of Empires” (ambos en el ordenador), y al “Principe de Persia” y al SuperMario en la Nintendo. Compartí esos juegos con mi hijo cuando él era pequeño y no puedo decir que disfrutara menos que leyendo. Otra cosa es que eso me beneficiara tanto como hubiera podido beneficiarme un buen libro, pero disfrutar disfruté igual o más. Y otra cosa es que le beneficiara a él.
Un compañero que ha conseguido que sus hijos sean apasionados lectores (yo no lo conseguí, y aún así me atrevo a dar consejos) me contaba que lo ha hecho restringiendo al máximo las horas de TV o video-juegos. Ha conseguido convertir la lectura en la parte del ocio de los días de diario, prohibiendo con mano ferrea la TV y los video-juegos que en su casa solo están permitidos en horas contadas durante los fines de semana.
Pseudópodo reconocía últimamente en un post que la lectura ha perdido la batalla en las nuevas generaciones y que eso le parece un empobrecimiento porque piensa que ni la TV ni videojuegos les darán a los jóvenes el bagaje conceptual que a nosotros nos dio la lectura. Desconozco si su post nace de la vivencia con sus hijos, que se que son lectores. Quizá ya hasta ellos empiezan a sufrir la competencia tan temida.
Claro que se puede disfrutar mucho leyendo pero creo que es un error pretender conseguir nuevos lectores hablándoles sobre todo del placer de leer.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Lem y la filosofía ficción

No estoy seguro de si es en Ciberiada, creo que si, donde hay un cuento del que quería hablar. Por cierto este libro se puede encontrar en una web en Internet. Una web de esas que ponen un montón de publicidad y viven de ofrecer gratis lo que no es suyo, pero eso es otra historia.
No soy aficionado a la ciencia ficción ni he leído mucha en mi vida (¿acaso he leído mucho de algo?) pero hay una cosa que me enfadó de este cuento que es lo que quería comentar.
Casi siempre la ciencia ficción sitúa sus historias en el futuro, un futuro donde la ciencia será muy diferente de la actual. Como se muy poco de ciencia (decir que se un poco es aumentar lo que se) no me interesa si me hablan de un nuevo tipo de energía o cosas así. Quizá sea pedir a la ciencia ficción cosas que la ciencia ficción no da pero lo que a mi me gustaría sería que fuera capaz de situarnos en otra época y que nos contara su diferente manera de pensar, es decir que fuera capaz de hacernos pensar con conceptos filosóficos nuevos, con concepciones del mundo absolutamente distintas. A mí me gustaría que dibujara un mundo con marcos conceptuales diferentes de los actuales, no un mundo con seres humanos que piensan como en siglo XX aunque manejen máquinas del XXII.
Vamos al ejemplo concreto.
El cuento del que quería hablar creo que se llama “las travesuras del Rey Balerion” pero no estoy seguro. Y no consigo comprobarlo. Lem nos cuenta de un rey al que le gustaba divertirse y que aburrido de los juegos tradicionales consiguió que los súbditos le encontraran un nuevo modo de jugar al escondite. El nuevo escondite consistía en que el rey podía trasladar su alma al cuerpo de un súbdito al tiempo que el alma del súbdito pasaba al cuerpo del rey y los demás súbditos tenían que encontrar en qué cuerpo estaba escondido el rey.
No se si me parece ingenioso que a Lem se le ocurra este procedimiento de ciencia ficción para jugar al escondite, pero creo que lo que no se le ocurrió fue pensar que lo “revolucionario” es escapar de las categorías de “cuerpo y alma”. Es decir, si estoy en lo cierto, Lem está imaginando el futuro con los conceptos que hubieran podido imaginarlo Platón o Descartes. No sé de qué época son los monismos actuales que hoy día nos invaden y que defienden que solo hay cuerpo o que hay identidad entre mente y cerebro, quizá Lem los conocía, pero a mi lo que me hubiera gustado era que describiera un mundo en el cual todo el mundo diera por hecho que espíritu y materia son lo mismo. (¿cómo? ¿qué decís? Que ese mundo … ¿ya es el nuestro?)
En fin, otro cuento que me gustaría ver escrito: El que describiera un mundo en el cual las personas viven con el convencimiento de que no poseen libre albedrío. ¿No sería interesante? Comprendo que quizá esto no sea estrictamente ciencia ficción. A lo mejor lo que yo pido es “historia ficción” o “filosofía ficción” pero eso es lo que a mi gustaría.
A mi lo que me parece verdadera ficción (lo que me divierte) por poner otro ejemplo del pasado en lugar del futuro (aunque ficción no sea la palabra exacta) es imaginar un mundo donde los seres humanos conciben el futuro a su espalda en lugar de imaginarlo por delante. Ahora no tengo tiempo de buscar el link. Luego lo busco.

domingo, 23 de enero de 2011

LABORDETA Y SU UTOPIA

Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad.

Esta canción de J.A. Labordeta que tan famosa se ha hecho es una canción utópica. Y como toda utopia señala una meta a la que llegar. Constituye un horizonte hacia el que avanzar. ¿Pero es una meta creíble?
¿Es acaso una meta mas creíble que el cielo cristiano? Este último suena a oídos agnósticos y descreídos (hoy en día casi los mas) a superstición infantiloide.
¿Es más creíble la utopia dibujada por Labordeta?

Veamos. Cuando Labordeta dice TODOS en la canción. ¿A quién se refiere?

Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.

¿Vamos a levantar a los que cayeron gritando libertad? ¿Podrá una utopia laica incluir en ese "todos" a las victimas de la represión? Sin creer en la resurrección de los muertos… no parece.

Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.

Los campos desiertos darán altas espigas. Tendremos en ese utópico día el pan que se les negó a los que lucharon por la libertad. ¿Pero podrán disfrutarlo?

¿Podrán disfrutarlo al menos los que luchan hoy?

También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.

O sea que en ese "todos" no entran los caídos pero además no podemos incluirnos nosotros tampoco.

¿Quién es ese "todos"? ¿Los seres humanos del mañana?

¿Si es así por que decimos “Todos”? No incluye a los del pasado, por supuesto. No sabemos con seguridad si incluirá a los del presente. En estas condiciones ¿Es honrado decir “Todos”? ¿Pero qué mentira es esta?

Y por cierto… ¿Cómo es que no dice todos y todas?
¿Es que Labordeta quería invisibilizar a las mujeres? ;)

viernes, 24 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD A TODOS

El siguiente video lo encontre aqui. http://www.lifeteen.com/blog/relationship-with-god/the-digital-story-of-the-nativity



Hay un video mejor que este felicitando la navidad en el blog de pseudopodo. No te lo pierdas.

jueves, 11 de noviembre de 2010

enseñar deleitando

Martin Gardner, en un artículo suyo titulado “Jugando con las matemáticas” comienza de esta manera:

“Durante décadas, algunos de nosotros hemos luchado para convencer a los profesores de matemáticas de que la mejor manera de motivar a los más jóvenes es darles tareas que les produzcan realmente placer. Si primero se capta el interés de la clase con un buen acertijo, una paradoja, un juego, una maqueta, un juguete, un chiste o un truco mágico, el maestro puede conducir a los estudiantes a ideas importantes sin que éstos se enteren siquiera de que están aprendiendo.”

No me parece mal que se intente atraer la atención de los alumnos del modo que explica Gardner y supongo que ha sido un recurso de los maestros de todos los tiempos. El problema aparece cuando este truco que puede ser usado en ocasiones se convierte en una especie de principio general que se debe aplicar siempre y que el alumno exige al profesor. El alumno cree que el profesor tiene que hacerle la clase placentera y divertida. Entonces estamos perdidos. Lo leí en DESEDUCATIVOS pero no recuerdo exactamente a quién. El alumno se repantinga en la silla y dice: “Venga, motíveme”.

Es fácil conseguir distraer algunos días a algunos alumnos. Es imposible, al menos para mi, entretener a todos y todos los días. A no ser que uno se marque como objetivo exclusivamente ese. Es más creo que es imposible aunque se pretenda como único objetivo. La televisión y la radio que pretenden entretener no siempre lo hacen y las apagamos cuando nos cansamos. Los alumnos no pueden hacer eso con el profesor, pero además es que el profesor no está para eso.


Aristóteles decía que una actividad es placentera cuando se elige libremente. Y muchos alumnos no eligen esto libremente. Ivan Illich lo decía con otras palabras en “la sociedad desescolarizada”: “Cualquier materia convertida en asignatura esteriliza en su raíz el deseo de conocerla.”

En fin, este post se quedó así hace mucho tiempo. Ya no recuerdo si lo daba por terminado o no. Lo cuelgo hoy solo porque lo pide Pseudópodo y para decirle que él fue el que despertó en mí el deseo de leer a Gardner.
Leí este verano “Los porqués de un escriba filósofo”, también aconsejado por él y lo pasé fenomenal. Me ha servido para comentar cosas con los alumnos. Muchas gracias, pseudópodo.

lunes, 16 de agosto de 2010

justicia y ostentación

Un juez visitó nuestro instituto este curso y representamos con él un juicio en una especie de obra de teatro leída. El ministerio de Justicia ha elaborado esta actividad en colaboración con Educación para explicar a los alumnos cómo funciona la justicia en España. Al final hubo un coloquio con el juez y los alumnos preguntaron muchas cosas con verdadero interés.

Lo que quiero contar es que el juez llegó en un coche deportivo de solo dos plazas; desde mi punto de vista, que no entiendo nada de coches, un coche espectacular. Supongo que un coche así cuesta una pasta y desde luego yo nunca había visto uno así en el pueblo.

Creo que es bueno que los jueces ganen mucho dinero. He oído decir –y me he dejado convencer- que si tienen un nivel de vida por encima de la media estarán –en gran medida- libres para no dejarse sobornar a fin de mejorar su situación. Pero al mismo tiempo la ostentación de riqueza que suponía un coche así me parecía de mal gusto. En lugar de ganar categoría como persona y como profesional, con un coche así la perdía ante mis ojos. No sé explicar bien por qué.

Hablo en inglés y en español (media hora cada uno para practicar ambos idiomas) con una británica que actúa de juez en determinado tipo de juicios en el Reino Unido y que me explica que ese tipo de cargos los desempeña (una vez a la semana o una vez cada quince días) sin remuneración, sólo cobra dietas por desplazamiento o comidas. Esto no casa con la explicación que he dado más arriba sobre el dinero que deben ganar los jueces pero por lo visto es así en Gran Bretaña aunque es cierto que no todos los jueces son de esta clase en UK.

Si me parece bien que los jueces ganen dinero ¿por qué encuentro de tan mal gusto en un juez la ostentación y la chulería? ¿Por lo mismo que no me parece bien en otras personas? Creo que un juez aún me parece peor. Quizá sea que un coche así muestra muy claramente una de sus motivaciones en la vida: aparecer frente a los demás como distinto, como excelente, como superior.

Durante el coloquio un alumno preguntó que qué razón le había llevado a hacerse juez. “Eso me pregunto yo algunas veces después de lo que nos está cayendo a los jueces”. Así comenzó su respuesta y luego explicó que a él no le venía de familia, pero no recuerdo qué respuesta dio realmente. Quizá el prejuicio martilleaba en mi cabeza y me impedía escuchar: “Una de las razones está aparcada ahí fuera.”

lunes, 12 de julio de 2010

NECESIDAD DE PERTENENCIA

Me eduqué en los tiempos de Franco y mi padre, un intelectual, despreciaba el futbol como algo propio de las masas alienadas. Nunca me interesó aunque nunca lo he despreciado.

Además llegué a comprenderlo cuando estudié la pirámide de las necesidades humanas de Maslow. Una de ellas es la necesidad de pertenencia: la necesidad de sentirse miembro de un grupo.

Es la necesidad que explica el deporte como espectáculo y la emoción de ayer, día de la Final del Mundial. Cuanto yo lo entendí me fue más fácil aceptar a toda la gente a la que gustaba el futbol. Yo también tenía esa necesidad aunque no fuera dentro de un equipo de futbol como la sentía.

Me ha llamado la atención un artículo de Rosa Montero, el gen de la horda. A mi esta mujer no me desagrada, aunque la pongan verde en otro blog amigo, (las críticas están en los comentarios) pero en relación con este tema se equivoca completamente. Rosa Montero reniega de esa necesidad de pertenencia. Dice que es la misma que funciona en las guerras y en lugar de celebrar que esa necesidad pueda ser satisfecha de modo pacífico se avergüenza de ella, juega en el artículo con la posibilidad de que dependiera de un gen y pide que los científicos lo encuentren y lo extirpen.

Es un triste modo de proceder. En lugar de intentar mejorar las cosas partiendo de como realmente son, quiere que los hombres sean como no son. En eso consiste el peor idealismo en política. Hacerse una idea de como deben ser los hombres y querer que sean como no son. Y de ese modo poder estar lamentándose siempre.