sábado, 30 de mayo de 2009

LA SOBERBIA DE LA VIDA

Me entero a través de Jesús Zamora Bonilla que el autobús ateo en Estados Unidos lleva el siguiente lema: “In the beginning, man created God”

La explicación del origen de la religión de Feuerbach se ha hecho muy popular y cuando se la explicas a los alumnos en seguida la entienden, porque es algo que está en el ambiente.

Creo que fue Henri de Lubac el que explicó que el ateismo actual ve en Dios a un enemigo del hombre.

Supongamos que a dos seres humanos se les presenta como algo muy evidente que Dios no existe.

Su reacción ante esta evidencia puede ser de dos tipos:

- 1. Qué pena.

- 2. Qué alivio.

La primera es la que me parece más coherente con los deseos humanos. De su inexistencia se deriva que no existe justicia universal y todas las víctimas de este mundo nunca tendrán compensación. Además de otras consecuencias, todas bastante desagradables. Entiendo el lamento.

La segunda es la del ateismo actual. El hombre contemporaneo se siente poderoso, de algún modo se siente omnipotente, y en su ceguera se ha llegado a creer que las cosas pueden llegar a ser exactamente como él quiere que sean. Le parece que no necesita a Dios. Dios es un obstáculo para que nazca el superhombre. Es como un niño que se ha hecho joven y no ve en el padre un trampolín que le brinda mil posibilidades de acción sino alguien que con sus prudencias le quiere imponer precauciones y normas que lo limitan en lugar de darle alas. Ya no es el padre acogedor que lo consolaba, ahora es un adulto con poder sobre él que aún lo quiere controlar.

Dios impide ser al hombre. Sería una mala noticia que existiera. El ateismo actual ve a Dios como una norma externa que lo asfixia. Savater en su libro “Las preguntas de la vida” no habla nunca o casi nunca de Dios pero el simple hecho de que pueda existir UN ÚNICO UNIVERSO ya le revienta. Un mundo único con leyes regulares donde el ser humano (y él concretamente) tendría ya asignado un lugar prefijado es una especie de condena maldita.

Creo que era Nietzsche el de “Si Dios existiera, no soportaría no serlo”. Para el hombre actual es una mala noticia que Dios exista porque es él el que quiere ser Dios.

¿El hombre creó a Dios porque no soporta que la muerte y la injusticia sean la última palabra?

¿O el hombre mató a Dios porque no soporta no serlo? Somos seres menesterosos, necesitados y dependientes pero nos soñamos omnipotentes y absolutos. Creemos que Dios es un obstáculo en ese sueño.

Si se trata de buscar explicaciones psicológicas al “teismo”, la que expongo sería la correspondiente al ateismo.

…………………………

El problema se solucionaría si creyeran el “Gloria Dei, vita hominis” de S. Ireneo.
LA GLORIA DE DIOS ES QUE EL HOMBRE VIVA.

11 comentarios:

José Luis Ferreira dijo...

No veo de dónde sacas todas esas cosas.

No es de la existencia o inexistencia de dios que se deriva o no la justicia universal. No sé cómo haces esa deducción. Puedo imaginarme un universo con un dios y sin justicia universal. Hace falta atribuir a dios la querencia de ser juez universal y la querencia de todos los seres humanos de aceptarla. No sabemos nada de lo primero (y no es posible deducirlo) y sí sabemos que lo segundo no se cumple.

Algunos ateos querrán ser poderosos, superhombres o lo que sea. Otros, y creo que somos mayoría, decimos simplemente que no nos consta que haya un dios ni que quiera nada especial. Toda la justicia que haya en el mundo será la que nos demos entre todos.

La idea de un dios con atributos sacados de la manga por un sistema filosófico, religioso, costumbrista,... es un obstáculo porque impide hablar con ecuanimidad a la gente que cree a pie juntillas esos atributos, e impide (o lo hace más difícil) que lleguemos con ellos a acuerdos razonables sobre cómo vivir.

elquebusca dijo...

De la inexistencia de Dios (en eso llevas razón, entendido como un Dios bueno, hablo del Dios cristiano) se deriva la inexistencia de justicia universal. Como tú bien dices, sin Dios, “Toda la justicia que haya en el mundo será la que nos demos entre todos.” Reconocerás que la que conseguimos darnos es bastante limitada. No se trata de que nuestros sistemas sean más o menos justos (que también) sino que hay mil injusticias ante las que ya no podemos hacer nada. Las mujeres asesinadas por sus maridos, las víctimas del Holocausto, todos los desaparecidos en las dictaduras y en las guerras, las mujeres violadas, los niños que mueren de hambre… ¿qué reparación van a recibir?

Si no hay un Dios bueno que una virtud y felicidad, para todas esas víctimas (en realidad para todos nosotros, porque la vida no es justa) LA INJUSTICIA ES LA ÚLTIMA PALABRA.

Lo que no había oído antes es que la creencia en Dios (en el Dios cristiano, supongo) nos impida ponernos de acuerdo en la manera de convivir. Creo que es al contrario. En última instancia, la idea del ser humano como un ser con dignidad de la que derivan unos derechos inalienables (idea en torno a la cual residirá el acuerdo) creo que es una idea cristiana (el hombre imagen de Dios).

En la misma declaración de Derechos Humanos se dice que los seres humanos nacen libres e iguales “y deben comportase fraternalmente los unos con los otros”. ¿Qué es lo que podría hacernos hermanos sino un padre común?

En todo caso… si tú te enteraras “de buena tinta” de que el Dios cristiano existe ¿Qué sería para ti, una alegría o una desgracia? De esas dos posibilidades son de las que habla la entrada.

José Luis Ferreira dijo...

¿Qué reparación va a recibir la víctima de un asesinato? Ninguna que le devuelva la vida. La vida es dura. Que yo quiera otra cosa sólo me hace perder el tiempo en deseos.

Yo no he dicho que la creencia en el dios cristiano impida ponerse de acuerdo a los creyentes. He dicho que no implica que se pongan de acuerdo. Hay muchos creyentes en el dios cristiano que no se han puesto de acuerdo en mil cosas.

Lo que he dicho también es que los que creen en un dios y, además, se sacan de la manga cuál es su voluntad, como hacen todas las religiones, son gente muy difícil con la que argumentar sensatamente sobre los asuntos de convivencia.

Lo que diga metafóricamente la declaración de derechos humanos no implica la existencia de un padre.

Si me enterara de la existencia del dios cristiano aceptaría su existencia, faltaría más. Sería una desgracia si les da la razón a los curas. Sería una alegría si se la quita. Esto último lo encuentro muchísimo más probable.

elquebusca dijo...

"¿Qué reparación va a recibir la víctima de un asesinato? Ninguna que le devuelva la vida. La vida es dura."

Pues eso, Jose Luis, sin Dios no hay justicia universal.

elquebusca dijo...

No digo que los ateos (solo) quieran ser superhombres, digo que en todos los hombres hay un deseo de ser dioses. Se ve muy claro en los niños chiquitines, que no fingen. Si no fuera por los padres que les ponen límites convertirían su voluntad en absoluta, y todo estaría a su servicio.

Del mismo modo que hay un deseo de no morir que puede llevar a inventar la resurrección, existe un deseo de ser absolutos que puede llevar a negar Dios. Si puede explicarse la existencia de Dios como un invento del hombre. También puede explicarse el ateismo como la satisfacción de otro deseo: el de ser dioses. ¿Me explico ahora?

José Luis Ferreira dijo...

Las motivaciones del ser humano son irrelevantes para el mundo natural. Si no tenemos evidencia de dios, no la tenemos. Que dios o su ausencia cumpla deseos de alguien no demuestra ni lo uno ni lo otro.

No hay justicia universal. No porque el mundo sea malo, sino porque es indiferente a los avatares humanos. Puede que no te guste, pero es lo que hay.

Alejandro Martín dijo...

El señor Ferreira -que conoce la esencia última de las cosas- se permite decidir "lo que hay" y "lo que no hay" y proclamar su Mala Nueva como algo definitivo: "No hay justicia universal". Y punto. Sin embargo, luego son los creyentes la gente dogmática e irrazonable con la que es muy difícil ponerse de acuerdo...

José Luis Ferreira dijo...

Alejandro:

Precisamente niego eso de la "esencia última de las cosas". Si digo que no existe la justicia universal es porque no la he visto por ninguna parte. Si usted me la muestra, encantado de reconocerla y admitir mi error.

Quisiera una actitud recíproca entre los creyentes en ella y que, tras milenios de no encontrarla reconozcan, por lo menos, que es dudosa su existencia.

Alejandro Martín dijo...

Pero José Luis, yo también reconozco que es dudosa su existencia. Sin embargo, no la niego y no considero que quienes la esperan pierden su tiempo. Creo que la esperanza, si no se fundamenta en una desvalorización del presente, siempre tiene sentido en sí misma.

José Luis Ferreira dijo...

Alejandro:

Es usted libre de esperar y no desesperar, y veo su bien sentido cuando matiza la no desvalorización del presente. Entiendo que, con eso, está de acuerdo en que esta vida es, de momento, lo que tenemos que manejar.

Yo prefiero no creer (por lo menos, no en serio) en aquellas cosas sobre las que no tengo la más mínima evidencia. O, si quiere una posición más matizada, creo que sí es una pérdida de tiempo seguir buscando una respuesta en los astros, al modo de la astrología, tras cientos de años sin ver nada más que las ganas de creer en ello. Lo mismo para la justicia universal tras la muerte.

Anónimo dijo...

Bueno, la existencia de Dios depende de la existencia del hombre, porque hasta ahora la de aquél no ha sido probada (que no la hace falsa), pero por ahora es una suposición, una “posible” explicación dentro de infinitas posibilidades. El ateismo no tiene que ser justificado, no puedo negar ciertas cosas porque son irrefutables, reales, pero si no se me ha demostrado nada, tengo todo el derecho a ponerlo en cuestión ¿o voy a crear toda una teoría de vida sobre algo que no es seguro? Quien quiera hacerlo que lo haga, a mi me da igual, yo tengo otras preocupaciones.