domingo, 28 de febrero de 2010

UNA HIPÓTESIS SOBRE LA MALDAD DE LA PORNOGRAFÍA

El ser humano no está tan fijado como el resto de los animales. Puede sobrevivir y de hecho sobrevive adoptando muy diversos modos de actuar. Por nombrar a modo de ejemplo dos maneras extremadamente distintas de conseguir efectos parecidos: fecundación in-vitro versus fecundación “natural”.

Dada esta característica humana la conducta sexual del ser humano puede adoptar muchísimas variantes.

La pareja monógama estable, en la que el sexo crea vínculos afectivos, me parece una variante que ha mostrado historicamente muchos beneficios. Creo que es buena y justa (en relación con los dos sexos) para la crianza de los hijos, y que es buena para sus dos miembros que encuentran un apoyo en el otro para vivir. Muchísimo más injusta por ejemplo la familia monoparental muy frecuente en América Latina en la que una sola mujer cría los sucesivos hijos de distintos padres.

Hoy en día se plantea con más fuerza que nunca la posibilidad de un sexo despersonalizado. Ha existido desde siempre con la prostitución, pero ahora con la separación de la procreación (anticonceptivos) y a través de Internet la posibilidad se hace muy real y la humanidad puede ir por ese camino.

Creo que la pornografía de la que hablaba el otro día (que se inscribe dentro de esa despersonalización del sexo) no es buena en la medida que nos desvía de un modelo de sexualidad mejor. Creo que la masturbación es “mala” en la medida que nos aparta de una sexualidad compartida que crea vínculos importantísimos dentro de la pareja.
(Eso sí, doy por supuesto que se puede decir a la vez que el tabaco es malo y seguir fumando).

4 comentarios:

Kurtz75 dijo...

Por supuesto que se puede decir que el tabaco es malo y seguir fumando.

Anónimo dijo...

Creo que podríamos recurrir, una vez más, al símil de la comida. Tanto el sexo como la comida son necesidades fisiológicas, pero los seres humanos combinamos la satisfacción de estas necesidades con la de otras necesidades de orden afectivo. Creo que la mayoría de las personas preferimos una mala comida con una buena compañía que disfrutar en solitario del más exquisito banquete. En el caso del sexo, desde luego, el factor afectivo es aún mucho más importante que en el de la comida, pero tropieza con una limitación práctica: es posible que dos personas coman juntas, pero coman cantidades diferentes de comida e, incluso, coman cosas distintas; no es posible, sin embargo, que dos personas tengan una relación sexual sin participar las dos en la misma cantidad de sexo e, incluso, en el mismo tipo de prácticas.

Para que pueda existir una pareja en la que cada uno de los miembros está plenamente satisfecho sexualmente, absteniéndose, al mismo tiempo, de cualquier actividad sexual fuera de la pareja, sería necesario que las necesidades sexuales de los dos miembros fueran exactamente las mismas. En la práctica, sin embargo, mucho me temo que esta coincidencia es estadísticamente improbable, tan improbable, al menos, como la de una pareja en la que ambos miembros necesiten exactamente la misma cantidad de comida y gusten exactamente de los mismos platos.

Ante esta asimetría en las necesidades sexuales, una posibilidad consiste en que alguno de los miembros de la pareja ceda, y se adapte a las necesidades del otro: o bien que uno se aguante su insatisfacción sexual, o bien que el otro realice prácticas sexuales que no le apetecen. Otra posibilidad distinta consiste en que la persona insatisfecha busque fuera de su pareja un complemento sexual. Esto, a su vez, puede realizarse mediante el recurso a terceras personas, o puede llevarse a cabo mediante la masturbación.

Planteadas así las cosas, en fin, yo creo que lo que podríamos llamar "masturbación compensatoria" es el mal menor, y que, por paradójico que pueda parecer, es una clara muestra de respeto hacia la pareja: es la única manera de no obligar a la otra persona a tener relaciones sexuales que no le apetecen, y, al mismo tiempo, no se traiciona la fidelidad prometida.

(antoniatobajas@hotmail.com)

Joselu dijo...

Francamente no veo ni en la pornografía ni en la masturbación elementos negativos. Pueden ser utilizadas ambas creativa e imaginativamente para lograr el placer de la misma pareja. Y el que quiera fuera, pues fuera. No veo el problema. Un cordial saludo.

Shaga Doom dijo...

Tus comentarios me parecen interesantes (Y personalmente no creo mucho en la monogamia como institución)

Un saludo.